Kratos es un feroz guerrero espartano, hijo de Zeus y Calisto, lo que le convierte en un semidiós. Kratos siempre está luchando al servicio de Esparta y ganando todas sus batallas, pero un día se ve superado por el enemigo y hace un trato con Ares, el dios griego de la guerra: si accede a destruir a sus enemigos, Kratos le ofrecerá su vida como sirviente. Ares, lógicamente, acepta ante la posibilidad de hacerse con un esbirro más.

En ese momento el trato parecía bueno, pero cuando Ares se encapricha con Kratos, decide tenderle una trampa en la que termine ejecutando a su mujer e hija, de esta manera sería un guerrero más sádico en la batalla. Es en este punto que el semidiós intenta librarse de su acuerdo con Ares, en vistas de las consecuencias negativas que ha tenido para él. Sin embargo, no consigue deshacerse del trato de Ares, por lo que recurre a Atenea para que haga que olvide su pecado, el cual no le deja descansar. Atenea le dice que lo hará, a cambio de que mate a su hermano Ares, solo así accederá a quitarle los recuerdos. Kratos acepta sin dudar, durante su camino se enfrenta a diversos peligros, pero el resto de dioses deciden darle parte de su poder para así ayudar a Kratos en su misión. El último paso de su misión es conseguir la caja de pandora, la cuál está en medio de un desierto del que muchos han entrado pero nadie ha conseguido salir, pero Kratos accede. Cuando consigue recuperar la caja, se dispone a llevarla ante Ares para abrirla delante de él y poder vencerle con todo el poder que desprenda, pero en su camino Ares lo ve y decide asesinarlo al instante.

Con lo que Ares no contaba es que el resto de dioses estaban de parte de Kratos, por lo que Ades, el dios del inframundo, le permite salir, volviendo así a la vida. Una vez consigue salir, llega ante Ares para derrotarlo de una vez por todas. Después de una gran batalla, Kratos sale victorioso y le pide a Atenea que cumpla su parte del trato, pero ella le dice que es imposible de realizar su deseo, y que le tocará vivir con la culpa por el resto de sus días. La respuesta, como es normal, no le gusta en absoluto, por lo que decide suicidarse tirandose del saliente más alto de toda Grecia y así terminar con su lamento. Pero Atenea decide salvarle en el último momento y proponerle que se convierta en el nuevo dios de la guerra, con lo que Kratos decide aceptar y meterse en el Olimpo junto al resto de dioses.

Con el paso del tiempo Kratos empieza a actuar ayudando a los soldados que en persona en muchas guerras, lo que conlleva una gran destrucción constante. Por lo que Atenea decide crear un plan para engañarle y acabar con él: invocar a un coloso al que solo puede destruir con una espada a la que infundir con su poder divino. Kratos consigue acabar con el coloso, pero en el proceso pierde su estatus como dios, algo que aprovecha Zeus para matarle y mandarle de nuevo al inframundo. Como era de esperar, Kratos logra abandonar el inframundo y establece un claro nuevo objetivo: asesinar a Zeus y a todo aquel que busque impedírselo. Los primeros pasos de Kratos en este objetivo pasan por dos fases distintas, siendo la primera aliarse con Gaia y la segunda acabar con las Hermanas del Destino. Tras conseguir todo esto ya solo queda el proceso de eliminar a Zeus, pero cuando Kratos está a punto de acabar con el dios de dioses, Atenea se lanza en su camino, sacrificándose y alegando que sin Zeus el Olimpo dejará de existir. A pesar de que es aquí cuando Kratos descubre que Zeus es su verdadero padre, lo que hace es unirse a una serie de titanes para poder lanzar un ataque final y, así, destruir a Zeus y todo aquello que representa su figura.

El primer intento, sin embargo, no acaba siendo del todo exitoso para Kratos, si bien consigue acabar con Poseidón, cae en su lucha contra Zeus y una vez más se ubica en el inframundo. Esto, como ya era de suponer, no acaba siendo un problema real para Kratos, quien antes de volver al mundo de los vivos acaba con Hades para quitarse a otro dios más del Olimpo de en medio. Tras esto, Kratos se marcha en busca de la Caja de Pandora una vez más, aniquilando a todo dios griego que se le cruza en su camino, hasta que cumple su objetivo con la ayuda de la propia Pandora, necesaria para acceder a la caja. Sin embargo, en el momento de abrir la caja Kratos descubre que está vacía, y es que en su primer uso de la misma desató todo los males, incluido el miedo que acabó llevando a los dioses del Olimpo a acabar con él y su estatus como Dios de la Guerra.

Por suerte para Kratos, Atenea guardó en la Caja de Pandora el poder de la esperanza, lo que le permite acabar con Zeus de forma definitiva. Es en este punto que aparece el fantasma de Atenea para intentar recuperar lo que queda del poder de la esperanza, que lo utilizará para reconstruir la humanidad con ella como su líder. Kratos, por otra parte, opta por atravesarse con la espada infundada con el poder de la esperanza, lo que permite liberar esta energía para que solamente se haga disponible para la humanidad.